La caverna es un proyecto construido a partir del registro de las imágenes y los sonidos que se perciben en la sala de espera de un consultorio. El azar y la contemplación son el origen de una danza de luz y sombra, proyectada sobre un plano que se multiplica en un mosaico.
A través de la edición y el montaje, se crea una sinfonía de fragmentos. Un montaje rítmico que armoniza o contrasta, que alterna o sincroniza, con la finalidad de crear un ensamble sonoro y visual que despliegue diferentes niveles de realidad y de significación.
La caverna plantea una manera de mirarse en el espejo del mundo. La reflexión de la luz sirve como metáfora a la reflexión interna: ambigua, cambiante, caótica o armoniosa. La realidad siempre inasible y fugaz.